Cincuenta años nos separaran inexorablemente este 05 de octubre, de aquella siesta formoseña en la cual, una vez más, fuerzas terroristas pertenecientes esta vez a Montoneros, atacaban a una unidad militar con la misión de robar armamento, asesinar militares y lograr destacarse entre sus pares como la organización armada más importante de aquellos tiempos.
Esta acción militar de los insurgentes - la cual para muchos fue el detonante que llevo a las FFAA a tomar del gobierno- dejo en las Fuerzas Legales y legítimas, el saldo de 13 muertos - del Regimiento, diez soldados conscriptos, un suboficial y un oficial; mientras que la Policía Provincial, la pérdida de un agente.
La violencia de aquellos días me paso muy cerca, ya que, con 14 años, y siendo cadete del Liceo Militar General Belgrano de Santa Fe - Colegio secundario pupilo con un régimen de disciplina e instrucción militar - en octubre y noviembre del año anterior, había despedido en una sentida formación, a dos jóvenes oficiales acribillados por integrantes del ERP, a la salida de sus casas, cuando se dirigían a su lugar de trabajo en nuestro querido liceo. Ambos eran casados. Uno de ellos, el Mayor López tenía 3 hijos, mientras que el más joven, el Subteniente Gambandé, un hijo en camino.
Y al poco tiempo, ya con 15 años, llego el sangriento ataque al Regimiento en el cual prestaba servicios mi padre con el grado de Teniente Primero.
Los asesinatos perpetrados por el accionar terrorista habían comenzado en 1.957 con las incursiones de la organización Tacuara, y si bien tuvieron su epicentro entre 1.974 y 1.977, podemos decir que culminaron el 24 de enero de 1.989 con el ataque al Cuartel de la Tablada, acción en la cual los terroristas asesinaron a 2 civiles, 9 militares y 2 policías de la Provincia de Buenos Aires.
Otra vez un suceso que pude ver de cerca. Uno de los Suboficiales fallecidos había pertenecido a mi fracción hasta diciembre del año anterior. Por todo lo acontecido – y en ese entonces ya tenía 30 años - me preguntaba cómo podía ser que yo hubiese vivido tantos de estos hechos de cerca, mientras que el General Balza parecía desconocer cada una de estas tragedias.
Los soldados de Formosa no permitieron que los Montoneros se llevaran los fusiles de la Patria. Sin comprender en profundidad lo que pasaba, pudieron discernir con la simpleza de la gente de monte, en donde estaba el bien, (junto a su bandera), y en donde estaba el mal, (en los violentos que venían a robar las armas de su Cuartel). Lo que jamás pudieron imaginar, es que más tarde, ellos y sus cómplices serian premiados con dinero, puestos públicos, y un lugar relevante en muchos centros de la mala memoria. Ellos no pudieron imaginar mientras donaban sus vidas en aquel combate, que más tarde, sus organizaciones, disfrazadas de demócratas, se hicieran del poder a través de las urnas, malogrando el futuro de la Patria, envileciendo poco a poco la educación de nuestros jóvenes, minimizando los estándares de su necesaria instrucción, apagando la cultura del trabajo, menospreciando el valor de la familia, destruyendo el apego por el orden, el respeto y la buena convivencia; fomentando obedientemente – a contra natura - el ingreso de mal llamada política de género, junto al concepto de esa salud reproductiva que mata a los argentinos en gestación, preparando al país - sin saberlo – para una pronta invasión exitosa.
Han sido aquellas fuerzas revolucionarias derrotadas, las que, transformadas en falsas organizaciones políticas, gremiales y diferentes ONG, han apagado nuestros ferrocarriles; expulsado del país a empresas líderes a nivel mundial; generando la ausencia creciente de trabajo genuino, el cual, reemplazado por planes de eterna ayuda, provocaron una suba de impuestos tal, que transformó poco a poco en inviable, a la mayoría de las actividades vinculadas con la producción de las PYMES, las empresas que más trabajo generan en un país.
Se ocuparon especialmente de dejar vacía a la butaca de la educación en Valores Cristianos. Pero como es sabido, una butaca vacía se ha de ocupar de inmediato, y en este caso lo hicieron con todo aquello que podemos llamar “antivalor”.
Sin Seguridad Interior, endeudados a mas no poder, y sin defensa, nos ha dejado nuestra paupérrima clase dirigente.
Y aquí estamos, llorando la muerte de tres jóvenes que debieron estar estudiando o transitando su primer trabajo. Un trabajo digno, útil a los hombres y agradable a Dios.
Son estas las medallas que produce su eterna e indecente conducta. No sé cómo pueden dormir. No sé cómo pueden mirar a sus hijos a la cara.
Generadores seriales de pobres en un país rico. Los campeones en el crecimiento de villas de emergencia…esos lugares en los cuales el futuro del país se va muriendo en medio del maltrato, el hambre, el abuso y la explotación.
¡Gracias, muchas gracias a nuestros héroes de Formosa! Pensar que, si no hubiesen muerto, hoy estarían presos.
La simpleza con la cual adoptaron la certera decisión de morir defendiendo a nuestra bandera, el coraje y la entrega con la cual donaron sus vidas, son el combustible que nos ordena continuar la marcha a paso firme y sin posibilidad de claudicar.
¡¡Gloria a los héroes de Formosa!!
¡¡Gloria a nuestros veteranos de Guerra del Regimiento de Infantería de Monte 29 Cnel. Ignacio Jose Warnes!! Que nuestro Señor los tenga en su Santa Gloria.
Fabián Esteban Sotelo
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